Domingo por la mañana. Nos despertamos cuando el cuerpo dice que la recarga de nuestra batería interna ha llegado al 100% y, sin importarnos en absoluto qué hora es, nos disponemos a hacernos algún café de especialidad comprado en nuestras tiendas fetiche: Virgin, Torch o Chava. Las tostadas o las tortitas caen en función del hambre y las ganas de cocinar que tengamos, pero hay una cosa que casi nunca ha fallado a la hora de marcarnos una mañana de coffee & Netflix en el salón: nuestro capítulo de Chef’s Table.
Esta serie documental de Netflix nos ha acompañado en nuestro ritual dominguero matutino cuando no había que salir ni estábamos fuera. Ha sido algo mágico, constante y cambiante que, al menos a mí, me ha roto muchas de las barreras invisibles que tenía con respecto al mundo en general, y a la gastronomía en particular.
Chef’s Table nos lleva a los mejores restaurantes del mundo, metiéndonos hasta lo más profundo, al núcleo puro donde se crean los sueños de los mejores cocineros del mundo. Es un viaje al centro de sus cerebros, haciendo siempre escala en sus corazones, sacando esencia cristalina del ser humano, de la vida, del éxito y del fracaso, del querer ser uno mismo y de la constancia, el ingrediente más usado en las cocinas de todos los que han acabado siendo los mejores del planeta.
Chef’s Table es una serie sobre restaurantes, sobre los seres humanos que hay dentro de ellos, buscando la excelencia cada uno a su manera, anhelando encontrarse a si mismos y, la mayoría de ellos, resurgiendo de unas cenizas que los hacen ser únicos. Prácticamente ninguno de ellos ha llegado ser quienes son haciendo caso a los demás, a las críticas o a las opiniones.
Cuando eres tú en tu esencia más noble, todo lo demás es secundario. Incluso el éxito.
Chef’s Table, una serie documental para comerse el mundo.
En las tres temporadas de las que consta actualmente Chef’s Table podemos disfrutar de Massimo Bottura, Francis Mallmann, Niki Nakayama, Dan Barber, Magnus Nilsson y Ben Chewry en la temporada primera; Dominique Crenn, Alex Atala, Grant Achatz, Enrique Olvera, Ana Ros y Gaggan Anand en la segunda y Virgilio Martínez, Vladimir Mukhin, Nancy Silverton, Tim Raue, Ivan Orkin y Jeong Kwan en la tercera.
En su particular spin-off francés se recorren las cocinas de Michel Troisgros, Alexandre Couillon, Alain Passard y Adeline Grattard. Chef’s Table ha sido el documental que ha cambiado nuestra forma de querer hacer turismo. Antes nos planteábamos visitar países o ciudades por su atractivo monumental, museistico y cultural, pero ahora también añadimos el factor gastronómico como uno de los más importantes a la hora de decidir un destino.
Por ejemplo, el interior de Noruega no estaba entre mis prioridades hasta que Fäviken apareció en nuestra pantalla. Esa experiencia es ahora una necesidad. No sé cuándo podremos ir, pero lo haremos. Lo mismo con Hiša Franko en Eslovenia o Central en Lima. Destinos que ahora han ganado enteros porque me he enamorado de la filosofía, de la mentalidad y del espíritu de los que están allí esperando a que vayamos.
Ferrán Adrià, ¿El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado?
La estela de Ferrán Adrià y de El Bulli es larga. Muy larga Y crea mucha sombra. Quizá el cocinero más relevante de todos los tiempos hubiera merecido alguna mención más directa y reconocida en esta serie que, si le puedo poner una pega desde mi personal ignorancia, es que no se detiene en ningún momento en España.
La constelación de estrellas Michelin que tenemos en nuestras fronteras, y la exigencia que se les pide para otorgárselas, ponen de manifiesto que de haber próxima temporada de Chef’s Table, estaría genial que se pasaran por El Puerto de Santa María, por Errenteria, o por Córdoba o Marbella, donde también hay historias que contar y personas a las que conocer.
Cabe destacar, por otra parte, la excelente labor de realización, producción, fotografía y guión que, bajo la dirección del proyecto de David Gelb, componen un producto imprescindible para ser consumido, tanto para amantes de la alta gastronomía como para simples curiosos.
Yo a estos últimos les digo que les cambiará su perspectiva de vida. ¡Buen provecho!
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