La bodega jerezana Fernando de Castilla ha presentado esta mañana la saca de primavera 2023 de su Fino en Rama, un exclusivo vino del que únicamente saldrán al mercado 3.600 botellas. El vino es una selección de 8 botas escogidas personalmente por Jan Pettersen –propietario de la bodega-, de entre las más de 300 que forman parte de las soleras de Fino Classic y Fino Antique, las dos gamas de jereces que envejecen a escasos metros de la jerezana iglesia de Santiago.
Según Pettersen –de origen noruego, pero afincado y vinculado al Jerez desde los años 80 del pasado siglo-, “hemos buscado una selección que aunara las virtudes de lo que ya de por sí son grandes vinos, como el Fino Classic y el Fino Antique. De esta manera, en este Fino en Rama Fernando de Castilla tenemos el brío y la elegancia de Classic y la estructura y complejidad de Antique, dando como resultado un fino único, muy jerezano, que al buen aficionado recordará a los grandes finos que se embotellaban hace 30 o 40 años”.
Hasta ahora este vino se regía por un sistema dinámico de llenos, marcado por la demanda del mercado. A partir de este año, este Fino en Rama pasará a un sistema finito de saca limitada, que estará regido por un criterio enológico de excelencia. Según precisa el bodeguero, “después de registrar las botas sólo seleccionaremos aquellas que cumplan con el perfil buscado y cuando la saca se agote, tocará esperar hasta el año siguiente, de esta manera buscamos preservar un estilo muy determinado”.
El vino tiene una vejez media de 6 años y, dada la demanda ya generada antes de su presentación, se comercializará bajo un sistema de cupos limitados. El origen de los sobretablas que alimentan el sistema de criaderas y soleras de Fernando de Castilla provienen del histórico pago jerezano de Añina, caracterizados por su equilibrio entre una notable finura y una singular verticalidad muy mineral, a la vez que son vinos también sedosos, untuosos y persistentes.
En la cata, el Fino en Rama Fernando de Castilla es dorado y brillante, con la levadura muy presente, otorgando intensas notas de bollería, a la par que cítrico, yodado y con aromas a frutos secos, con un paso elegante, untuoso, delicado y persistente con matices de avellana, roble y toques salinos muy agradables.
El cambio de un sistema de llenos a uno de sacas, lo ha aprovechado la histórica casa jerezana para modificar sustancialmente la imagen exterior del vino, con una etiqueta presidida por una ilustración de un precioso rincón de la bodega, obra del diseñador y artista de origen barcelonés y afincado en Sevilla, Hugo Zapata, con múltiples diseños premiados a nivel nacional e internacional. Además, el formato también se ha cambiado, pasando de 37,5 cl. a 75 cl.
El vino se ha presentado en el transcurso de un acto celebrado en la bodega al que han asistido representantes institucionales, periodistas especializados, hosteleros y profesionales del mundo bodeguero. El fino se ha maridado con una selección de diferentes cortes y elaboraciones de atún rojo de Petaca Chico y Cooking Almadraba, además de ibéricos de Montesierra y los picos y regañás de Obando.