En pleno centro de Sevilla, justo al lado de donde se sitúa el foro romano de Hispalis, en la calle del insigne caballero 24 Ortiz de Zúñiga, Diego como merced, que fuera historiador de Sevilla, considerado el primero y que durante el XVII dejó muestras de sus conocimientos (se puede ver su escultura en el Palacio de San Telmo junto a la de otros sevillanos ilustres, mandada colocar por el duque de Montpensier, Antonio de Orleans) se encuentra el hotel Unuk 5 estrellas GL, conjunto de casas rehabilitadas y ensambladas que ofrecen una apariencia rompedora con el interiorismo clásico sevillano. El restaurante del hotel, llamado Recoveco, ofrece la oportunidad de utilizar el interior en la planta baja o bien el exterior en la terraza con las lógicas vistas impresionantes del conjunto histórico de la ciudad.
Allá que nos concitamos un grupo de 24, como los caballeros del Cabildo Ciudad, junto al historiador y biógrafo del historiador, el profesor Juan Cartaya, que a más de sabio conocedor, mantiene un nivel gastronómico considerable.
Menú cerrado por lógicas circunstancias. Compartimos un pan bao con pato muy interesante, con presencia de wakame que le aportaba el tono crujiente tan característico. Siguió con un tartar de tomate con burrata y vinagreta de pesto, plato fresco, muy equilibrado de acidez, con un vinagre justo y un pesto muy aromático. La presentación asimismo notable. La noche iba de tartar, así que nos entraron el de corvina acompañada de una vinagreta de frutas de la pasión que enriquece sobremanera el sabor plano de las corvinas de piscifactoría. Remataron la parte de la mar con una tempura con tinta de calamar de atún, que no fue de lo más acertado, quizás un poco grasiento y matando el posible sabor que el atún tuviera.
Cambiamos de tercio pero no de técnica cuando nos enfrentamos a un canutillo de steak tartar que permite una nueva presentación de algo tan conocido. Me pareció correcto y aquí juega demasiado la subjetividad del picante que a cada uno le guste. Los de Recoveco remataron con una punta de chateaubriand muy correcta acompañado de patatas fritas y pimientos de Padrón. De postre nos pusieron un bola helada de coco y chocolate blanco que gustó bastante.
La bodega Salado nos trajo dos vinos con los que fuimos maridando los distintos platos: vino blanco monovarietal Finca las Yeguas del 2020 elaborado con garrido fino, de color pajizo claro con tonos verdosos, muy limpio; salino y con punto de acidez muy agradable, seco y no obstante untuoso. La botella viene con cápsula de cera muy atractiva. También con la misma uva presentaron un espumoso elaborado con el método cava, Umbretum Reserva Familiar, que es todo una sensación por su fino carbónico, de color también amarillo pálido con tonos verdosos. El fuerte carácter de la garrido se nota en sus aromas de manzana, pera de agua, cítricos, combinados con aromas y notas relevantes de levaduras y bollería.
La noche calurosa de junio se fue mitigando con la caída del sol que pudimos contemplar desde la espectacular terraza del restaurante Recoveco. Servicio excesivamente joven pero atento y distante, como todo el ambiente, muy extraño para la idiosincrasia sevillana. La mesa muy bien armada y cómoda, algo estrecha y las presentaciones de los platos muy cuidadas. Ticket de 45 euros, sin vinos, relativamente justificado
.- Ignacio Candau
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