Tauromaquia: amontillado de Pérez Barquero, Montilla-Moriles

Tauromaquia

Tauromaquia es uno de los grandes vinos que podemos encontrar en Montilla-Moriles. Se trata de un amontillado viejo que se corona como uno de los reyes de los vinos cordobeses: potente, emotivo y persistente son algunos de los adjetivos que nos sirven para describir las sensaciones generales de este amontillado que ahora pasaremos a desgranar. Pero, primero…

¿Qué es un amontillado?

En la Denominación de Origen de Montilla-Moriles se define un amontillado como un vino que se obtiene de un fino que haya tenido, a través del sistema de criaderas y soleras, una crianza biológica, bajo velo de flor, durante al menos cinco años y que, posteriormente, haya pasado por una fase de crianza oxidativa de otros tres años. Ojo, como mínimo ya hablamos de ocho años.

A partir de estos valores, las bodegas puede optar por alargar las crianzas según estimen conveniente. Cuanto mayor sea el periodo oxidativo, mayor será la merma (evaporación del agua del vino) y, por tanto, la graduación alcohólica irá subiendo. El mínimo debe ser un 16% del volumen.

Generalmente todos los grados alcohólicos en Montilla son naturales y no añadidos, una de las características de la uva pedro ximénez, mucho más dulce (y por tanto, más alcohólica posteriormente) que si se usara otra para hacer este vino.

TauromaquiaAmontillado Tauromaquia – DO Montilla-Moriles, Grupo Pérez Barquero

El amontillado Tauromaquia está elaborado por Bodegas Gracia, que se fundaron en 1959 y hoy son parte del grupo empresarial Pérez Barquero. Esta empresa lleva más de 50 años destacada como uno de los referentes de Montilla-Moriles, siendo los que más vino embotellado exportan de todo el territorio. Disponen de unas 150 hectáreas de viñedos propios, distribuidos en su mayoría por la Sierra de Montilla y Moriles Alto, las dos zonas de producción de calidad de la D.O Montilla-Moriles.

De entre todos sus vinos, hoy catamos Tauromaquia. Se trata de un amontillado viejo, 100% pedro ximénez, que ha tenido una crianza biológica de unos 10 años aproximadamente y, además, al menos entre 15 y 20 años de crianza oxidativa.

La pedro ximénez es la uva reina en Montilla-Moriles. Aunque el Consejo Regulador admite otras como la airén, verdejo, moscatel, chardonnay o sauvignon blanc, por citar algunas, es la pedro ximénez la única autorizada para elaborar finos, amontillados, palo cortados, olorosos o PXs, obviamente.

Es la que predomina en esta región cordobesa que está a apenas una hora y poco más en coche desde Sevilla y que, sin duda, tiene mucho que ofrecer a sus visitantes.

La cata de Tauromaquia

Visual

Hablamos de una vejez de entre 25 y 30 años aproximadamente, algo que le otorga al vino un color ámbar precioso que predomina toda la copa. Si prestamos un poco más de atención, vemos que es absolutamente limpio, dejando entrever destellos verdosos procedentes de su anterior vida como fino.

Si lo movemos, se trata de un vino que se mueve con agilidad por la copa y que deja una lágrima que podemos empezar a considerar densa y que baja con lentitud, fruto de los 19 grados alcohólicos con los que cuenta.

La lágrima que deja el vino a girarlo por la copa no es indicativo de mayor o menor calidad, sino de la graduación alcohólica que tiene. La diferencia de densidad entre el alcohol y el agua hace que, cuando la copa está limpia, el agua caiga antes y el alcohol se «agarre» un poco más al cristal, por eso se forman estas lágrimas (o legs, «piernas» si hablamos en inglés) en el cáliz de la copa.

Olfativa

Al olerlo nos damos cuenta de que aquí es donde el amontillado Tauromaquia realmente comienza a expresar todo lo que alberga en su interior. Una intensidad aromática brutal. Complejo y lleno de recuerdos a levadura, pan, bollería y frutos secos tostados, casi ahumados. Pura potencia y persistencia. Su olor impregna la habitación desde el momento en que abres la botella y lo sirves, perfumándote el resto del día.

Podríamos considerarlo, perfectamente, uno de esos llamados Vinos de Pañuelo, aquellos que antiguamente se usaban para perfumarse cuando los perfumes aún eran muy caros y sólo unos pocos podían permitirse acceder a ellos. La alternativa era mojar un pañuelo de tela con un poco de este tipo de vino para impregnarse de sus aromas.

Gustativa

Cuando lo probamos nos damos cuenta de que todo lo que habíamos olido se confirma y explota como una bomba. Tremendamente poderoso, con una acidez y un amargor correctísimos, gusto salino y sequedad. Tiene una entrada fabulosa, que impregna de su esencia todos los rincones que toca, desde la lengua al paladar. Una bomba de sabor que explota y nos ofrece un repertorio variado, elegante y fresco con el que divertirnos mientras lo tomamos.

Cuando lo tragamos y respiramos, por vía retronasal volvemos a disfrutar de todos los ahumados, los tostados, los frutos secos y la persistencia de la que hemos estado hablando. Nos puede durar muchísimos minutos hasta que empiece a diluirse la sensación y podamos tener la necesidad de volver a beber por hidratar la boca, porque si es por el puro gusto de beberlo, seguramente acabemos llevándonos la copa a la boca mucho antes de lo que podría considerarse incluso recomendable. Es adictivo, todo un ejemplo de que un amontillado de Montilla-Moriles como este puede ser un verdadero ganador cuando apostemos por él.

Este vino es un auténtico espectáculo de fuegos artificiales para nuestros sentidos.

TauromaquiaFicha del amontillado Tauromaquia

  • Tipo: Amontillado (Generoso)
  • Zona: Montilla-Moriles, Córdoba
  • Uvas: 100% pedro ximénez
  • Alcohol: 19 grados
  • Bodega: Gracia Hermanos, del grupo Pérez Barquero
  • Edad: entre 25 y 30 años
  • Precio: alrededor de 15 euros.
  • Valoración: ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

Más información | Pérez Barquero

Autor: Txema Marín

Director de Urban Explorers, técnico en enoturismo de vinos de Jerez, técnico de vinos y vinagres de Montilla-Moriles, Sherry Master de González Byass, máster en Crítica Gastronómica de Gastroactitud, miembro de la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo, docente de Nuevas Tecnologías en la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla.

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