Para ser lo más sincero posible diré que poco o casi nada conocía de Huelva antes de esta maravillosa experiencia. No obstante, el gusanillo estaba metido en el cuerpo y había salido de las profundidades para dar rienda suelta a sus ansias de devorar cada instante onubense.
Comenzamos en Huelva capital, descubrimos Moguer, visitamos Rociana del Condado, saboreamos Punta Umbría y nos impresionamos con Riotinto. Esta es la historia del cómo empezó, porque Huelva no tiene fin y es sumamente difícil ponerle un punto y aparte.
Un fin de semana de ensueño. Arrancamos el coche en Sevilla para poner rumbo a Huelva CAPITAL. Y digo lo de capital con mayúsculas, porque en 2017 es la capital española de la gastronomía. Casi nada. A unos 90 kilómetros teníamos nuestro primer destino, la Casa Colón. Un portentoso edificio con más de cien años de historia que sirvió de base de operaciones para nuestro viaje. Tras los saludos y presentaciones previas nos dispusimos a conocer la capital onubense.
Huelva: el muelle del Tinto
El paseo nos mantuvo ocupados durante algo más de una hora y estuvimos acompañados por un par de guías del Ayuntamiento de Huelva. Además de la citada Casa Colón, anduvimos por los principales puntos turísticos de esta urbe. Destacaron el Gran Teatro, la plaza de las Monjas y el portentoso muelle del Tinto o Muelle de la Riotinto Company. La zona de descanso estaba ubicada en el Mosquito Club, en el recién inaugurado Paseo de la ría, donde descubrimos que en Huelva hay unas puestas de sol excelentes para disfrutar con una Cruzcampo fresquita y una deliciosa cena tipo cóctel con mucho #SaborAHuelva.
Tiempo de @Cruzcampo en @mosquitobar del muelle del tinto. #SaborAHuelva. @aunahorade @grupoadarsa. pic.twitter.com/u79rtzbzE0
— Pablo Galavís (@PabloGalavis) June 30, 2017
Tras llenar el buche había que coger fuerzas para la intensa jornada de sábado que nos esperaba. Para ello nada mejor que disfrutar de la hospitalidad del hotel de 4*Eurostars Tartessos, ubicado en pleno centro de la localidad en una cómoda calle peatonal con un entorno más que agradable.
El sábado arrancó con un desayuno de campeones en el hotel y con las pilas cargadas, sobre todo las de los smartphones. En Casa Colón nos esperaban los fabulosos coches que nos proporcionó el Grupo Adarsa Sur. Unas máquinas de excepción. Un puñado de Mercedes para el deleite de todos los presentes.
Huelva: Moguer y Rociana del Condado
El primer tramo del día nos llevó al literario Moguer, cuna del Nobel Juan Ramón Jiménez. Este pueblecito de Huelva tiene mucho que mostrar a sus visitantes y está considerado como uno de los más bonitos de la provincia. Tras la recepción en el ayuntamiento nos ofrecieron una ruta guiada de un par de horas por las callejuelas de la localidad. Rincones impregnados de Juan Ramón y su amada Zenobia Camprubí. La esencia literaria se visualiza en muchas estampas gracias a su espectacular museo al aire de libre de esculturas con referencias juanramonianas. El colombino monasterio de Santa Clara es de especial interés y haría falta una entrada solo para hablar de los tesoros que oculta. Un pueblo que te atrapa y al que seguro desearás volver a visitar una y otra vez.
En el siguiente tramo partimos hacia Rociana del Condado. Dejamos los Mercedes en la iglesia parroquial de San Bartolomé, una imponente estampa. Rociana está repleta de encantos como sus casas señoriales y el afamado Casino de Rociana, edificio por el que han pasado un sinfín de personalidades de todos los ámbitos de la sociedad. En el Casino nos obsequiaron con unas botellas de los fantásticos vinos del Condado de Huelva. Maravillosos. Además pudimos saborear un catavino fresquito de manos de una venenciadora. ¡Extraordinario!
¡Qué bien nos reciben en #Rociana! #SaborAHuelva. @casinoderociana @aunahorade pic.twitter.com/YSMgB9xIoL
— Pablo Galavís (@PabloGalavis) July 1, 2017
Para llenar los estómagos regresamos a Moguer y mi equipo tuvo la fortuna de toparse con el mesón El Lobito, cuyas brasas y aromas de carne recién asada te recibían nada más entrar. ¡Qué hambre! Fantástico lugar para degustar la gastronomía local. Aunque parezcan básicas no dejes de probar las papas aliñás. Escandalosas.
Deportes náuticos en Punta Umbría
Ya por la tarde partimos hacia Punta Umbría y sus preciosas playas bañadas por el Atlántico. La recepción municipal fue en el curioso edificio del ayuntamiento y nos obsequiaron con un ejemplar de cocina marinera, como no podía ser de otra forma. Una declaración de intenciones de lo que representa Huelva en el mundo de la cocina española. Deportes náuticos y sabrosos cócteles nos esperaban en el Mosquito Club de Punta. Hidropedales, kayaks e incluso tablas de surf –solo para los más atrevidos– se entremezclaban con mojitos y música chillout.
Tras el ratito de playa nos ofrecieron una ruta por Puta Umbría. Empezamos en el paseo Pérez de Guzmán, recorrimos las callecitas con aromas marinos, continuamos por la torre Umbría y terminamos en el ayuntamiento. Gran experiencia. Desde allí volvimos al cuartel general para prepararnos para la noche en Huelva.
Viviendo la vida en el paseo Pérez de Guzmán, de #PuntaUmbría. #SaborAHuelva. @aunahorade pic.twitter.com/wwp7L3nP8v
— Pablo Galavís (@PabloGalavis) July 1, 2017
La noche nos reservaba uno de los momentos más fantásticos del fin de semana, un menú degustación en el restaurante Almenta. Una experiencia inolvidable. ¡Esto sí que era pleno #SaborAHuelva! Aperitivos tan deliciosos como unas tostas de sardinas y platos tan suculentos como la presa ibérica con praliné de almendra salada.
Ajoblanco con cigala confitada en aceite del condado de #Huelva. ¡Ñam! @almentabar @aunahorade #SaborAHuelva. pic.twitter.com/yz0IRjRV6W
— Pablo Galavís (@PabloGalavis) July 1, 2017
El domingo pusimos rumbo al emblemático pueblo de Riotinto. Comenzamos la ruta en Corta Atalaya, la mina a cielo abierto más grande de Europa. Un espectáculo de la naturaleza que por mucho que veas en fotos deberás contemplar en persona para comprobar su grandiosidad. Visitamos la necrópolis romana de la zona. Seguimos visitando el pueblo inglés de Bellavista –cuna de numerosos deportes en España como el fútbol, el tenis o el snooker– y terminamos bajando al Río Tinto. Una experiencia plena gracias a la colaboración de FieldWork Riotinto.
La jornada finalizó con una comida excelente en restaurante Galán y con la entrega de premios del viaje a las mejores fotografías en el ayuntamiento de Riotinto. Partimos de nuevo hacia Huelva y su Casa Colón –punto de origen del viaje–. Allí terminó todo.
Sin vosotros no hubiese sido posible
No me quiero despedir sin agradecer la labor que han hecho los organizadores de #AunaHoraDe (Red Guadalinfo) y los patrocinadores (Eurostars Tartessos Huelva, Mosquito Club, Cruzcampo, restaurante Almenta, Casino de Rociana y Grupo Adarsa Sur, además de los patrocinadores institucionales).
Gracias por este maravilloso viaje a un mundo por descubrir. Como bien sabes, no habrá punto y final, ni siquiera un punto y aparte. Este será seguido. Siempre de frente, mirando al mar y saludando a toda Huelva.
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