La uva graciano siempre ha sido considerada una variedad difícil, por su carácter herbáceo y su elevada acidez, y que además requería de terrenos no muy elevados por su necesidad de suficientes horas de sol para su perfecta maduración. Todos esos escollos han debido vencer Javier San Pedro y su equipo técnico de Bodegas Vallobera, en Laguardia (Rioja Alavesa), para lanzar su Vallobera Graciano, disponible ya en el mercado durante los primeros días de noviembre, tras pasar 16 meses de crianza en barrica y otro año más redondeándose en botella.
El viñedo de donde proviene la uva para el Vallobera Graciano, plantado sobre suelo ácido calcáreo, se ubica en una pequeña parcela de apenas 6,3 Has. con una antigüedad de 20 años, y ubicado a 600 metros de altitud, en las estribaciones de la Sierra de Cantabria, uno de los más elevados que se puedan encontrar para esta variedad en España. La idea de lanzar este monovarietal surge durante la campaña 2017 cuando con motivo de las heladas de finales de junio el rendimiento de esta parcela bajó drásticamente. Esta menor carga para la planta provoca una excepcional maduración con granos más pequeños pero de elevada concentración.
Según reconoce el propio Javier San Pedro, propietario de la bodega, “en nuestra zona siempre se ha sido muy escéptico con el comportamiento de la graciano en altitudes elevadas, pero los efectos del cambio climático están propiciando mayor número de horas de sol y de calor, así como un régimen de lluvias inferior, y en esas condiciones -siempre que se mantengan rendimientos bajos, ya sea por causas naturales o pre-vendimiando- la graciano sorprende muy positivamente”.
La vinificación se inicia en depósitos de acero inoxidable, donde se produce una maceración pre-fermentativa entre 13 y 14 grados durante 3 días con remontados largos. Al cuarto día arranca la fermentación, que se extiende por un periodo de 2 semanas con temperaturas controladas entre 25 y 27 grados, para preservar la franqueza de los aromas primarios y potenciar la expresión varietal. Una vez terminada la fermentación alcohólica, pasa a barricas nuevas de roble francés con tostado plus, donde permanece durante 16 meses, realizando la fermentación maloláctica con sus lías finas, obteniendo así una mayor complejidad olfativa.
Sólo 38.000 botellas de Vallobera Graciano
Vallobera Graciano, del que tan solo se elaboran 38.000 botellas numeradas, presenta un color rojo picota intenso. En nariz es potente aromáticamente, predominando los frutos del bosque maduros y apareciendo elegantes notas florales. En boca tiene una entrada potente, pero con un paso suave marcado por un tanino amable y sedoso, que proporciona una gran amplitud por vía retronasal.
Según Javier San Pedro, “con este graciano nos alejamos de aquellas elaboraciones tradicionales en las que predominaba una estructura más rotunda, para buscar un vino fino, elegante y que se pueda disfrutar y compartir, con un perfil frutoso, carnoso, incluso sensual, y que tras degustar una primera copa el propio vino te invite a tomar otra”.