Nada volverá a ser como antes. Aunque no cambiemos el paradigma ni las estructuras básicas de fondo sobre las que se sostiene nuestra sociedad, poca gente no estará de acuerdo en que, al menos, sí lo harán en la forma. La que se nos viene encima es menuda, y el final de la cuarentena y el coronavirus sólo será el principio del resto de nuestras vidas. La inflexión será en 2020.
No sabemos cuándo se volverán a abrir las fronteras, ni con qué países, ni bajo qué condiciones, por lo que en Andalucía, con nuestra enorme dependencia del sector terciario, vamos a necesitar más que nunca de nuestra propia gente para recuperarnos cuanto antes. Hagamos de nuestra tierra nuestra bandera y apostemos por consumir productos y servicios de empresas andaluzas, siempre que las circunstancias nos lo permitan.
Visitar los bares y restaurantes de nuestro barrio, de nuestro municipio, de nuestra provincia y de toda Andalucía debe estar entre ceja y ceja de todos los andaluces. Si nos apetece un vino, quizá sea el momento de probar esa tienda online de vinos andaluces, o la vinoteca del barrio.
Si vamos a hacer la compra diaria, mejor al mercado municipal o a las tiendas de nuestro alrededor, que son las que peor lo están pasando. Si nos apetece irnos de vacaciones, quizá mejor a ver a la familia que no vimos en la cuarentena y que, probablemente, muchos estén en Andalucía. Y así con todo.
La filosofía de pensar globalmente y actuar localmente, el glocal, se va a tornar en el mantra de muchos. Y no ya sólo en lo que a sostenibilidad y ecología se refiere, que también, sino a todos los sectores en los que cada uno podamos aportar nuestro granito de arena.
Hay que arrimar el hombro, amar al prójimo como a uno mismo, apoyar a los empresarios y a sus trabajadores, apostar por nuestra tierra y fomentar el flujo del dinero que tengamos entre los nuestros. Si todos apostamos primero por nuestro alrededor, antes podremos levantar la vista hacia el cielo.
Más información | Academia Andaluza de Gastronomía