Pasada ya la resaca de la gala de presentación de la Guía Michelin 2023 para España y Portugal, celebrada el día 22 en Toledo, y a la que asistí invitado por Michelin como secretario de la Academia Andaluza de Gastronomía, quizá es buen momento para hacer un poco de balance personal en lo que a acento andaluz respecta.
Hay otros debates importantes que han surgido a raíz del evento, como el hecho de que ninguna mujer lidera en solitario proyectos de alta cocina en las novedades de 2023, aunque a algunos les dé «pereza» un asunto tan importante; o que parecen sorprender algunos restaurantes que llevan un cuarto de hora abiertos ya tengan varias Estrellas en su haber, quizá relacionado con que están subvencionados por el gobierno regional que, a su vez, patrocina el evento. Poderoso caballero.
Pero sin querer desmerecer a nadie, a mí otra cosa que me preocupa seriamente es que Andalucía ha pasado casi sin pena ni gloria por las novedades de la Guía Michelin 2023. Mucho se rumoreaba que Paco Morales iba a conseguir las Tres Estrellas y finalmente no han llegado (#todollega, Paco); se hablaba también de que Bagá iba a conseguir las Dos Estrellas que tanto se merece aquel rincón mágico de Jaén o que, otros enormemente considerados no lleguen a conseguirlo, como Cataria, el Mesón Sabor Andaluz, TohQa con Una o Lú y Alevante que probablemente merezcan Dos. Y eso, sin salir de la provincia de Cádiz. No quiero mirar a otras como Córdoba, Sevilla, Jaén o Málaga, por ejemplo, porque entonces no terminaría hoy.
Tres nuevas Una Estrella Michelin han ido a parar, respectiva y merecidamente, a Kaleja en Málaga, a Código de Barra en Cádiz (la primera Estrella Michelin de la historia de Cádiz capital) y La Finca en Loja, Granada. Enhorabuena a los tres. Pero ahí termina la cosa. No hay más.
Tampoco en la recientemente creada categoría de Estrella Verde hay ningún proyecto andaluz. Desde luego, estos hechos son llamativos y a los que apoyamos, trabajamos, divulgamos y defendemos la gastronomía andaluza desde muchos ámbitos nos sorprende que la anunciada «lluvia de estrellas» se haya quedado en un chispeo y la auténtica tromba se haya quedado, para variar, de Despeñaperros para afuera.
Ya lo dijo el propio Ángel León en el escenario cuando le tocó entregar la nuevas Estrellas de Andalucía junto a las de Murcia y Canarias: «Está la cosa cortita, ¿eh?». Ojalá miren más al Sur en próximas ediciones.
A partir del año que viene Portugal y España se sueltan las manos y cada país tendrá su propia gala y su propia guía, algo que probablemente sirva para darle crédito a los dos territorios y permitirá, esperemos, centrar más y mejores esfuerzos de los inspectores con el objetivo de reflejar, aún más, la fidelidad del gran momento que vive la gastronomía andaluza en todas sus vertientes.
Es un disparate que haya sitios que están en la Guía que no merecen la pena desde 2019 y que otros que están llamando la atención de la crítica nacional e internacional no aparezcan ni siquiera referenciados.
En cualquier caso, desde aquí seguiremos apostando y luchando por los nuestros, que no se merecen ser más que nadie, pero tampoco menos.
